martes, 7 de abril de 2015

Supongo que esta es la parte más complicada. Cuando haces fuerza (y te duele como la puta madre) por liberarte de las cuerdas que te atan a tus miedos de base, en los que ya no crees ni querés, y sólo pensás en soltarte de una buena vez para poder correr hacia ese borde y saltar a esa pileta que es un océano, pero así y todo, dudas que no tenga agua.
Y reforzando los nudos marineros, del otro lado también estoy yo.
Pelear(me) para encontrar mi casa.

Round 1.

domingo, 13 de julio de 2014

A veces considero que, que uno solo se ponga la camiseta, y corra por todo el equipo hasta el final, no solo que no alcanza, sino que todos pierden, el que corre, y el que mira correr.
Hoy en particular, creo es hora de, si bien no quiero sacarme la camiseta, parar un poco de correr y dejar toda mi energía y mi fe por esto. Si mi equipo no corre, aprenderé a no correr de más, y si mi equipo quiere perder, aprenderé a aceptar que Más por Menos siempre fue y será, Menos.

martes, 17 de junio de 2014

"Estas acá, porque tenes que aprender que, está bien que seas guerrera, pero tenes que aceptar el amor. Y el amor no se puede guerrear."

La miré fijo a Berta, y mi cerebro explotó.

lunes, 19 de mayo de 2014

Sentirme un pasito más cerca, del poder retratar como Yo, y solo yo, puedo ver a una persona.
Ver con los ojos de amor, retratar esa mirada tan mía. Y que el resto pueda verlo, apreciarlo y hasta sentirlo como yo.
Un paso a la vez.

lunes, 12 de mayo de 2014

Cosas que hago ahora que soy más minita:


  • LLevo en mi cartera elementos como: Lima, corrector de (mis enormes) ojeras, antitranspirante, peine, y hasta en ocasiones, esmalte.
  • Lloro en público y expreso mis sentimientos.
  • Tengo sentimientos, en principio.
  • Comienzo a registrar las fechas de mi menstruación, período al cual me encuentro negada a admitir que existe.
  • Miro cada tanto películas de género "Comedia Romántica"
  • Compro religiosamente la Harper's Bazaar
  • Además de zapatillas, también deseo comprarme borcegos con plataforma (lo más cercano a un stiletto que voy a estar en siglos)
  • Uso cremas, tanto faciales como corporales. Un mundo nuevo.
  • Me ceba comprarme labiales de muchos colores, porque ahora me pinto los labios.
  • Acepto la gama de marrones como colores utilizables para vestirse sin ser una vieja tránsito lento.
  • Disfruto algunas canciones de Lana del rey
  • Canto en otros lugares que no sean la ducha
  • Conozco que existen más de tres métodos de depilación definitiva

miércoles, 7 de mayo de 2014

Reborn

Borro al carajo 6 años de mis escritos adolescentes, mi música, y todo el pelotudeo pseudo-depresivo en el que anduve inmersa por situaciones que ya no recuerdo, en contextos totalmente dejados detrás.
Arranco de cero, con la esperanza de obtener una mayor satisfacción de lo escriba, con intención de obligarme a mi misma a encarar el mundo desde otro punto de vista, menos gris, igualmente irónico, pero más amistoso con lo que me sucede y me rodea. A ver qué pasa.
Dejo un vestigio de lo que considero, fue un proceso difícil y arduo, de introspección, destrucción y, finalmente, reconstrucción del ser, mi ser, en forma de memo.
Bienvenidos, una vez más.

lunes, 28 de abril de 2014

La foto era esa. 
Todo en silencio, risas lejanas de un entorno cercano. En la esquina del recinto, yo, sosteniéndome las piernas con los brazos, y en mano el rollo de papel higiénico. 
Minutos que parecían horas, horas que fueron eternas. 

Y cuando uno se encuentra a punto de obturar esa imagen solitaria, la puerta se abre y todo lo que necesitabas, se encuentra delante tuyo.
Un tope y un abrazo, mi número de oro.

miércoles, 8 de enero de 2014

"Objetividad. La clave es la objetividad."
Le digo en mi sueño despierto a estos chicos con cara desconocida, sentados a mi alrededor tomando birra.
Ser objetivo se logra siendo sincero. Con uno mismo, y a partir de ahi, con el resto de las personas que te rodean. La sinceridad permite pedir disculpas. El perdón, implica admitir que fue uno quien cometió el error. Que no es perfecto. Que a pesar de todo, hace cosas mal. Saber ver el error propio y pedir perdón implica reconocerse como ser humano, totalmente asimétrico y en perfecto desorden. 
La objetividad, la sinceridad y la capacidad de reconocer fallas propias, son las que permiten que la mejora sea posible. Estar en condiciones de ver en qué aspectos uno tropieza, hace que sea más sencillo guiarse hacia el camino correcto. 
La objetividad puede verse afectada por determinados factores o situaciones en las cuales uno se pierde, se nubla. No implica que esto sea un momento. Pueden ser días, meses, en el peor de los casos, años. Perder la objetividad es atarse una venda en los ojos, y caminar en línea recta vaya uno a saber hacia dónde. Los riesgos de dársela contra la pared, caer, golpearse, en fin, herirse, son altísimos. No hay evolución ni crecimiento personal (e interpersonal) posible de esta forma. La falta de objetividad es peligrosa. Puede inducir a estados de omnipotencia en los cuales la persona realmente cree tener el total control de la verdad y de lo que pasa a su alrededor. No hay nada más peligroso que un humano creyendo tener siempre la razón.
Puede darse el caso contrario, en el cual el humano puede perder la objetividad al punto de convencerse de no tener control, ni verdad, ni razón en, basicamente, ningún aspecto de su propia existencia. Suele venir acompañado de otros sentimientos negativos que inducen a la persona al estancamiento y autocastigo. 
Para fomentar la objetividad personal, es necesario buscar un entorno objetivo, sin aduladores, ni pesimistas. El entorno saludable es aquel que sabe dar la palmada en la espalda cuando uno hace algo bien, y el cachetazo en la mejilla cuando lo hace mal.
Nada indica que ser objetivo conlleve a la perfección, a la elección siempre correcta, o incluso a la plenitud. Puede seguir equivocándose, fallando, y teniendo momentos de infelicidad. Pero siempre se sabrá de antemano el resultado de nuestras acciones.
Una vez trabajada la objetividad con respecto a ellas, el próximo paso será aplicarlo a nuestras elecciones. 
"Y ahi es cuando todo se vuelve un re quilombo"
Risas, y una Brahma fría. 

martes, 24 de diciembre de 2013

Cuando te lastimas profundamente, particularmente con un elemento punzante, este suele quedar incrustado. Puede tratarse de un cuchillo, un punzón, etc. El dolor es incontenible. Está ahi, cortando piel, venas y carne, una molestia tremenda, realmente nadie quisiera que ese elemento estuviese allí. No tiene que estar allí. Hay que sacarlo. Tomás el mango, comenzas a tirar. La re putísima madre que lo parió. Duele. Duele más que el dejarlo ahí. Pero todos saben que eso hay que sacarlo sí o sí, no hay opciones. Quién podría vivir con una herida constantemente abierta? Pero la reacción es inmediata. Me duele mucho más sacarlo, cuando lo saque va a sangrar el doble y me va a doler aun mucho más. Por favor, no. 
Somos reticentes a maximizar un dolor, incuso a sabiendas que es la única vía posible a que esa herida sane y finalmente, el dolor cese. Nos duelen las heridas, pero nos aterran las cicatrices.
Creo que la obviedad del asunto no es lo que hace a uno volver a tomar ese mango y, entre gritos, apretón de dientes y puteadas, efectivamente quitar ese elemento dañino del cuerpo. Venimos con el botón de emergencia incorporado, ese que no sabe de análisis ni comparaciones ni miedos, y actúa por sí solo. Es el "lo que se tiene que hacer, te guste o no". Lo odiamos. No ves, idiota, todo lo que sangra, todo lo que duele?! Vas lo más rápido que podes a un hospital cercano, te atienden como el culo, vale la aclaración. Desinfectan, suturan, te cagan a pedos porque tendrías que haber ido antes, venda, cinta, antibióticos, chau. Vas a tener que controlarlo porque es profunda, y como sos un boludo la hiciste más ancha. Y cuando haya mucha humedad, ja! Vas a acordarte de la familia de todos, te va a doler... Llegas a casa y la puteada más chica te toma 30 segundos sin respirar. Así unos cuantos días. De masoquista cada tanto te sacas la venda para mirar la herida. Diuj, horrible. La gente te pregunta cómo anda eso, si te sentis mejor. A veces ni te acordas, a veces te gustaría que te pise un tren así no duele más del todo. 
Pasan semanas y semanas, y un buen día esa cosa horrible que tenías pasó a ser una linea rosa, que vas a tener toda la vida ahí, inamovible. De un dolor inmenso pasará a ser una anécdota más, capaz algún día hasta la cuentes entre risas, de lo marica que fuiste a enfrentarte a algo que, desde siempre supiste, inevitablemente dejaría de doler.
Como todas las putas cosas que te hieren (bienadentro) en esta vida.