lunes, 28 de abril de 2014

La foto era esa. 
Todo en silencio, risas lejanas de un entorno cercano. En la esquina del recinto, yo, sosteniéndome las piernas con los brazos, y en mano el rollo de papel higiénico. 
Minutos que parecían horas, horas que fueron eternas. 

Y cuando uno se encuentra a punto de obturar esa imagen solitaria, la puerta se abre y todo lo que necesitabas, se encuentra delante tuyo.
Un tope y un abrazo, mi número de oro.